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jueves, 12 de diciembre de 2013

Texto del dictado pero de otra persona.

Era un niño que se llamaba Pablo, pero que podía haberse llamado Alejandro.Sus ojos redondos y alegres, su flequillo negro y su pelo liso, su cuerpo tan delgado y pequeño como el de un grillo, la expresión de su cara que parecía estar exclamando siempre algo alegre, hubieran hecho que Alejandro fuera un buen nombre para él. Pero se llamaba Pablo y le llamaban Pablito.
La ciudad le gustaba tanto a Pablo que en el exterior la llamaba ciudad mayor. Él venía de una ciudad
playera, con olor a sal y a comida, y su nueva ciudad le parecía azul, silenciosa y llena de personas: Ciudad mayor.

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